Su compromiso político de
tintes pacifistas, a lo largo de su vida, fue incansable. En 1948 se celebró en
Polonia el primer Congreso de la Paz, y Picasso, asistirá al acontecimiento,
junto a otros 45 intelectuales de otros países. Él se encargará de organizar en
Francia, el llamado, Movimiento de Intelectuales Franceses para la defensa de
la Paz. Para el siguiente año, en el mismo congreso que se celebraría en París,
el poeta Louis Aragon una mañana visitando el estudio del pintor elegiría como
cartel publicitario una imagen litográfica.
Aunque la idea de la propaganda no gusto mucho al gobierno americano, reprendida
a través de la Escuela de Bellas Artes de Filadelfia, durante esa primavera
paredes de todo el mundo serían inundadas del vuelo de la paloma de Picasso.
En cierto sentido, la
imagen de palomas siempre habían estado vinculadas con él. En sus recuerdos
infantiles en Málaga, es conocido que la familia tenía en la casa un palomar y que,
la referencia iconográfica a palomas, aparecían con frecuencia en los cuadros
de su padre.
Otro acontecimiento interesante fue que, por
aquel tiempo, Matisse le regalaría a Picasso un bellísimo pichón blanco. Quizás,
este maravilloso pichón podría haberle inspirado para el dibujo de la
litografía.
Lo que sí se evidencio,
es que esta imagen de la paloma a
partir del Congreso de la Paz, tuvo tal repercusión que recibiría el encargo de
incontables palomas, y para más congresos, el de 1950 y 1951, recibiendo en el
primero el galardón del Premio Internacional de la Paz.
También, sería en 1949,
cuando vio nacer a su hija pequeña, bautizándola con el dulce nombre de Paloma.
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